miércoles, 4 de mayo de 2011

"Entre broma y broma...la verdad se asoma"

por

Camilo Ramírez Garza


Si usted a comprendido, seguro está equivocado"

Jacques Lacan

"‎Parece indicado tomar como objeto de indagación los ejemplos de chistes que en nuestra propia vida nos han producido la mayor impresión y nos han hecho reír con más ganas."

Sigmund Freud, "

El Chiste y su relación con lo Inconsciente"

"Nos llevaría demasiado lejos probar aquí esta tesis mediante ejemplos, pero es lícito enunciar, como resultado de tal indagación, que los chistes eróticos y de otra índole que circulan en el pueblo son excelentes auxiliares para la exploración de la vida anímica inconciente de los hombres, en un todo similares en esto a los sueños, así como los mitos y sagas, de cuya valoración el psicoanálisis ya se ocupa."

S. Freud. Carta al doctor Friedrich S.Krauss sobre Anthropophyteia.


"‎Este simbolismo no pertenece en propiedad al sueño, sino al representar inconciente, en especial del pueblo; y más completo que en el sueño lo hallaremos en el folklore, en los mitos, sagas y giros idiomáticos, en la sabiduría del refranero y en los chistes que circulan en un pueblo." Sigmund Freud, La interpretación de los sueño:


"‎Al examinar las relaciones entre los chistes y los sueños, Freud menciona una «ocasión subjetiva que me llevó a considerar el problema del chiste». Dicho brevemente, esa ocasión fue la queja de Wilhelm Fliess, mientras leía las pruebas de imprenta de La interpretación de los sueños en 1899, en cuanto a que en los sueños consignados abundaban demasiado los chistes. Freud ya se había referido a este episodio en una nota al pie de la primera edi-ción del libro (1900a), AE, 4, págs. 304-5; hoy estamos en condiciones de establecer la fecha exacta en que ocurrió, pues contamos con la carta en que Freud respondió a la queja de Fliess. Fue escrita el 11 de setiembre de 1899 en Berchtesgaden, donde daba los toques finales a la obra, y en ella Freud le anuncia que tratará de añadir una explicación acerca de la curiosa presencia, en los sueños, de lo que semejan ser chistes (Freud, 1950a, Carta 118)." James Strachey


‎"Hay, además, toda una colección de chistes y de anécdotas cínicas que testimonian en este mismo sentido, como aquella declaración atribuida al cónyuge: «Si uno de nosotros muere, me mudo a París». Tales chistes cínicos no serían posibles si no comunicaran una verdad desmentida que no se podría confesar de manera expresa, seriamente y sin disfraz. En broma, como es sabido, puede decirse hasta la verdad." Freud "De guerra y muerte"


""Una mujer soñó que habían llegado hasta el punto de no tener qué llevarse a la boca la víspera de la fiesta, ni tampoco con qué comprar. Su marido se había bebido todo el dinero. Sólo quedaba un billete de lotería, pero aun este debía ser entregado a alguien como garantía. Pero él lo retuvo, pues el 2 de enero lo sorteaban. Dijo: «Bien, mujer; mañana es el sorteo, conservemos otro poco el billete. Si no ganamos, hemos de venderlo o trasferirlo». - «Al diablo con eso; pagas ese desafuero y le sacas tanto provecho como leche al chivo». Y llegó la mañana. «Mira, ahí viene el repartidor de diarios». El marido lo recibe, toma un ejemplar y empieza a recorrer la lista. Deja correr sus ojos por las cifras, escruta todas las columnas, pero su número no está ahí; no se fía de sus ojos, torna a mirar, y hete aquí que encuentra el número de su billete; pero el número del billete era el mismo, mientras que el de la serie no coincidía. Tampoco esta vez se fió de lo que veía, y pensó entre sí: «Tiene que ser un error. Espera un poco; iré al banco y ahí obtendré total certidumbre». Salió, pues, con la cabeza gacha; por el camino tropezó con un segundo repartidor de diarios. Compró un ejemplar de otro diario, examinó la lista y enseguida encontró el número de su billete; también la serie era la misma inscrita en el suyo. El premio que le correspondía era de 5.000 rublos. Se precipitó entonces al banco, llegó allí a la carrera y pidió que le pagaran enseguida. El banquero dijo que no podrían pagarle antes de una o dos semanas. Empezó a rogar: «Tenga la bondad; déme al menos 1.000 rublos, puedo cobrar más tarde el resto». El banquero se lo negó, pero le dio el consejo de dirigirse al particular que le vendió el billete premiado. ¿Qué hacer ahora? De pronto, como si brotara del suelo, apareció un judío. Olió el negocio y le hizo la propuesta de pagarle el dinero enseguida; claro que sólo 4.000 rublos en lugar de 5.000. El se quedaría con la diferencia. Al hombre le alegró mucho esa suerte y se resolvió a dejar el millar al judío para recibir enseguida el dinero. Lo tomó, y le entregó el billete. Entonces se fue a su casa; por el camino entró en la taberna, se tomó un vasto de un trago, y de ahí directamente a casa; al andar se sonreía y canturreaba una cancioncita. La mujer lo divisó por la ventana y pensó: «Seguro que vendió el número de lotería; se lo ve alegre; es probable que haya entrado a beber y se emborrachara por su miseria». Entonces entró él en la casa, puso el dinero sobre la mesa de la cocina, y luego fue en busca de su mujer para darle la feliz noticia de que había ganado y tenía el dinero consigo. Mientras ellos, trasportados de dicha, se abrazaban y besaban, su hijita de tres años agarró el dinero y lo tiró al horno. Cuando llegaron, apurados por contarlo, ya no estaba ahí. Ardía el último fajo. Ciego de furia, él tomó a la niña por los pies y la arrojó al horno. Entregó el alma. Y como él vio su desdicha, y que no podría salvarse de Siberia, tomó el revólver y ¡pum!, se disparó en el pecho, y enseguida dio su alma. Espantada por semejante infortunio, ella echó mano a un puñal y quiso acuchillarse. Intentaba sacarlo de la vaina, pero no podía de ninguna manera. Oyó entonces una voz como venida del cielo: «¡Basta, deja! ¿Qué haces?». Despertó y vio que no tiraba de un puñal, sino a su marido del rabo. Y este le decía: «¡Basta, deja, que me lo arrancas!».

Sigmund Freud "Sobre un caso de paranoia descrito autobiográficamente"


"¿Cómo habríamos de conocer con propiedad el significado de estos símbolos oníricos para los cuales el soñante mismo no nos da información o nos la da sólo insuficientemente? Yo respondo: partiendo de fuentes muy diversas, de los cuentos tradicionales y mitos, de los chascarrillos y chistes, del folklore (vale decir: el saber sobre las costumbres, usos, refranes y canciones de los pueblos), del lenguaje poético y del lenguaje usual." Freud, 10a conferencia de introducción al psicoanálisis


Es bastante tris te que para algunos psicoanalistas, ronde un cuestionamiento semejante al de la edad media sobre Cristo...¿Si Freud reía?

...cuando, no por nada llevaba ese apellído......(continuará.....)

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